La palabra signo deriva
del vocablo latino signum. Se trata de un término que describe a un elemento,
fenómeno o acción material que, por convención o naturaleza, sirve para representar
o sustituir a otro. Un signo es también aquello que da indicios o señales de
una determinada cosa (“El presidente se ruborizó, un signo de su vergüenza”) y
una figura que se utiliza en la escritura y en la imprenta.
Signo
Partiendo de esa
acepción en la que signo es sinónimo de muestra o indicio de una determinada
cuestión, hay que subrayar que es frecuente que se utilice dicho término en el
ámbito policial. Un ejemplo de esto que estamos exponiendo puede ser el
siguiente: “El cadáver tenía signos de violencia, lo que venía a dejar patente
que el asesino y la víctima se habían enfrentado antes de la muerte de esta”.
Un signo de carácter
lingüístico es una realidad que puede ser percibida por uno o más sentidos
humanos y que remite a otro plano real que no está presente. Está compuesto por
un significante, un significado y un referente, vinculados de forma inseparable
por la significación.
SIGNO LINGÜÍSTICO
Un signos (vocablo
procedente del término latino signum) es toda clase de objetos, acciones o
fenómenos que, ya sea por naturaleza o por convención, pueden representar,
simbolizar o reemplazar a otras cuestiones o elementos. La lingüística, por su
parte, refiere a aquello que guarda relación o gira en torno al lenguaje
(entendido como un sistema o herramienta de comunicación).
Y es que por algo el
origen etimológico del citado término se encuentra en el latín y más
concretamente en la palabra lingua que puede traducirse como “lengua”.
A partir de las
definiciones del párrafo anterior se puede comprender la noción de signo
lingüístico. Se trata de la unidad más pequeña de toda oración, en la cual hay
un significante y un significado que están vinculados de manera inseparable a
través de la significación.
Un signo lingüístico,
por lo tanto, es una realidad que puede ser percibida por el hombre mediante
los sentidos y que remite a otra realidad que no está presente. Este signo
combina el significado (una noción o concepto) con su significante (basado en
una imagen de tipo acústico), presentándose como una entidad de 2 facetas
dependientes entre sí que no pueden ser separadas.
Además de todo lo
matizado podemos exponer que todo signo lingüístico tiene cuatro señas de
identidad que lo identifican claramente:
Lineal. Esto significa
que dentro del citado signo todos los elementos que lo componen se presentan
unos tras otros tanto oralmente como por escrito.
Articulado. Lo que
viene a expresar esta característica es que las unidades lingüísticas mayores
tienen la capacidad para dividirse en otras menores. En concreto, se pueden
dividir en lo que son monemas, que tienen significado y significante, y también
en morfemas, que se identifican por no tener significado.
Arbitrario. Este
término viene a dejar patente que la relación que se establece entre el
significado y el significante es arbitraria y tradicional, pues en cada lengua
hay un significante distinto para el mismo significado.
Mutable e inmutable.
Con ello lo que se viene a determinar es que, por un lado, los signos
lingüísticos van cambiando conforme va pasando el tiempo y con ellos las
lenguas por lo que son mutables. Sin embargo, por otro lado, también queda
claro que una persona en cuestión no puede modificar aquellos como le parezca,
es decir, son inmutables.
Es importante destacar
que un signo lingüístico representa una construcción de respaldo social, es
decir, es válido en el marco de un determinado contexto lingüístico. El signo
sitúa a un elemento en lugar de otro: la palabra “bicicleta” hace referencia a
un vehículo de dos ruedas que sirve como medio de transporte personal. Que
“bicicleta” sea el significante de este vehículo es una convención social.
Por todo ello podemos
determinar que los signos lingüísticos son elementos imprescindibles en todo
acto de comunicación. En concreto son la esencia del código que permite que se
comuniquen el receptor y el emisor, que se transmita un mensaje teniendo en
cuenta también el referente y mediante un canal.
Para Ferdinand de
Saussure, el concepto se encuentra en la mente del hablante de una lengua y
puede ser señalado con elementos mínimos de significado. La imagen acústica,
por su parte, no es el sonido, sino una huella psíquica en la mente.
C. S. Peirce agrega
otra faceta al signo lingüístico, además del significado y el significante: el
referente. Peirce sostiene que este último es el elemento real al que alude el
signo, con el significante como respaldo material (captado por los sentidos) y
el significado como la imagen mental (una abstracción).
Los signos de
puntuación:
son, por otra parte, herramientas propias de la escritura occidental
que surgieron con el propósito de lograr que los textos fueran más fáciles de
entender. Suelen usarse para indicar pausas. Dado que la escritura es una forma
de comunicación que implica una construcción lineal, los signos de puntuación
permiten separar las ideas, jerarquizarlas y ponerlas en orden.
En este marco, resulta
interesante además tener presente las características de los signos
diacríticos, signos gráficos que le otorgan un valor considerable a los signos
escritos. Los acentos ortográficos, la diéresis y la tilde de la ñ, por
ejemplo, son algunos de los signos diacríticos.
De la misma forma,
tampoco podemos pasar por alto los signos que son utilizados en el ámbito de
las Matemáticas y que son fundamentales a la hora de desarrollar aquellas. En
concreto, hay que destacar los signos más y menos para realizar sumas y restas,
o los signos de un número que son los que determinan si este es positivo o
negativo.
Lenguaje no Verbal y no verbal
es:
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